El private equity o capital riesgo se puede definir como la inversión en títulos a través de un proceso negociador. La mayoría de las inversiones de este tipo se realizan en acciones de empresas no cotizadas.
La inversión en private equity constituye normalmente una estrategia activa de inversión en la que se incluyen transformaciones en la compañía, tratando de aportar valor añadido. Por ello requiere de habilidades muy específicas y diferentes para cada tipo de inversión.
A diferencia de los hedge funds, la inversión en private equity suele tener un alto grado de iliquidez, además de valoraciones con menor grado de transparencia, debido a que la mayoría de las empresas en las que invierten los fondos de capital riesgo no están cotizadas en el mercado bursátil.
La compra y venta de acciones de empresas vía private equity se realiza mediante un proceso de negociación, lo que implica una diferencia sustancial con la actividad de los fondos tradicionales de renta variable. Estos últimos compran y venden acciones cotizadas sin que haya de por medio un proceso de negociación, ya que realizan sus operaciones a través de las bolsas de valores.
La negociación para la compra de la participación en una compañía no solo involucra el precio de compra. También hay otros aspectos como la forma de pago, el tipo de acción (ordinarias, convertibles, preferentes, etc.), opciones de compra para una participación mayoritaria (más de 50%) y una serie de cláusulas propuestas por ambas partes del proceso de compra/venta.
La toma de participación en una compañía no cotizada por parte de un fondo de private equity se da con el objetivo de vender dicha participación con fuertes ganancias. Por ello es importante la planificación de la salida de la compañía.
Dicha salida se puede dar por tres medios. El primero de ellos es incluir a la compañía en la bolsa de valores. Cuando se hace este ingreso, el private equity se deshace de su participación vendiendo a los inversionistas interesados. La segunda opción es vender la participación a otro fondo de capital y riesgo. Y, finalmente, se puede organizar una operación de venta. Para esta tercera posibilidad se puede ofrecer a diversos grupos interesados en comprar la participación en la compañía: los directivos, un grupo inversor, otra empresa del sector o un proveedor.
Cabe señalar que pese a la iliquidez del capital riesgo, su expansión ha sido muy dinámica, debido en gran medida porque el private equity ha sido una de las opciones de inversión más rentables, con tasas de ganancias por encima de las registradas por los índices bursátiles.
El creciente interés de los inversionistas por tener este tipo de participaciones se explica en parte porque el capital riesgo ayuda a diversificar las carteras de activos tradicionales, compuestas principalmente por instrumentos de renta variable y renta fija. Pese que el private equity tiene cierta correlación con el comportamiento de la renta variable, muchos especialistas financieros señalan que agregar capital riesgo a una cartera mixta compuesta por bonos y acciones puede reducir la volatilidad de las inversiones y mejorar el perfil de riesgo.